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21 diciembre 2011

Cáncer y transición demográfica en América Latina y el Caribe




Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) Cuba
Resumen


Las proyecciones de las cifras de incidencia de cáncer indican un incremento futuro de estas cifras en todo el mundo, los cambios más conspicuos en países en vías de desarrollo pueden ser atribuidos en gran parte al envejecimiento de la población. Este envejecimiento es heterogéneo, se está produciendo a un ritmo más rápido que el registrado históricamente en los países desarrollados, ocurre en un contexto caracterizado por una gran incidencia de la pobreza y una persistente y aguda iniquidad social. Mientras que la población de Paraguay es una población aún joven, la de Uruguay está en franco envejecimiento. La transición demográfica hacia el 2020 es más alarmante para Cuba, Puerto Rico y Martinica y Guadalupe, que para el resto de los países, con un incremento porcentual de la población de 65 años y más, superior al 40 %. Los valores de la Razón Estandarizada de Incidencia por cáncer son superiores al 100 % en los países más envejecidos e inferiores al 100 % en los grupos menos envejecidos, lo que es un reflejo de que el riesgo de enfermar de cáncer guarda una estrecha relación con el envejecimiento de la población. La transición demográfica muestra la urgencia de establecer políticas públicas para las personas de 60 y más años en la región. La prevención primaria podría ser la alternativa más plausible para evitar los incrementos futuros en el costo de la salud como consecuencia del incremento de las cifras de cáncer.




Introducción


La meta principal de la salud pública es la prevención de las enfermedades en las poblaciones humanas, y los factores socioeconómicos tienen una importancia cardinal en ello. Hay una clara evidencia de que el cáncer está relacionado a factores socioeconómicos, pero esto no parece quedar bien explicado por los factores de riesgo conocidos, hay más bien poca certeza sobre cuáles de los factores socioeconómicos son los más importantes o si es más bien el “paquete” completo de iniquidades sociales, el principal responsable de las diferencias en el riesgo de cáncer.


Hay también una sorprendente relación directa entre el producto nacional bruto (PNB) per cápita y la esperanza de vida. Las diferencias en la distribución por causas de cáncer entre los países industrializados y los países en vías de desarrollo son similares a las observadas entre diferentes grupos socioeconómicos en los países industrializados.


El cáncer de estómago, cuello de útero, hígado y esófago son más comunes en los países en vías de desarrollo y en los grupos, social y económicamente, menos favorecidos en los países industrializados. Hay, sin embargo, notables discrepancias entre las clases: en los países en vías de desarrollo la incidencia de cáncer de pulmón es generalmente más alta en los grupos más privilegiados desde el punto de vista social y económico, aún cuando las tasas son más bajas que en los países desarrollados.


Las proyecciones futuras de las cifras de incidencia de cáncer indican un incremento de las cifras de cáncer en todo el mundo. Para 2010 los incrementos esperados son: 27 % en Europa, 116 % en África, 92 % en Asia, 44 % en Norteamérica y 101 % en América del Sur. Los cambios más conspicuos en los países en vías de desarrollo pueden ser atribuidos a cambios demográficos (el envejecimiento de la población).3 La prevención primaria podría ser la alternativa más plausible para evitar los incrementos futuros en el costo de la salud como consecuencia de este incremento de la cifras de cáncer.


Las desigualdades sociales encontradas en Europa son probablemente mucho menos marcadas que las que se observan en la región de América Latina y el Caribe. Las diferencias urbanas conjuntamente con las rurales, dentro de un mismo país, y la proporción de población rural pueden variar considerablemente de un país a otro. Incluso algunos índices de pobreza pueden tener un rango considerable, tales son por ejemplo, los porcentajes de población pobre en Uruguay y Paraguay, con 9,4 % y 60,6 %, respectivamente.5 Es propósito de los autores llamar la atención sobre la inexorable influencia de algunos aspectos demográficos en las iniquidades sociales en cáncer.


La transición


El contexto de transición demográfica en América Latina y el Caribe revela una región que está envejeciendo paulatina pero inexorablemente, siendo este un proceso generalizado, en que todos los países marchan hacia sociedades más envejecidas. El proceso de envejecimiento demográfico es el resultado del descenso sostenido de la fecundidad, la emigración e inmigración en algunos países, y el aumento de las expectativas de vida. Estos fenómenos reflejan una mayor capacidad de las sociedades de evitar la muerte temprana y permitir que las parejas puedan determinar libremente el número de hijos deseados. Desde esta perspectiva, el envejecimiento constituye un éxito de la salud pública y un mayor ejercicio de derechos.


No obstante, la situación difiere de un país a otro: unos países están en una etapa de envejecimiento avanzado, mientras que otros se sitúan en el otro extremo, en una fase aún incipiente de este proceso (Conferencia regional intergubernamental sobre envejecimiento: hacia una estrategia regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, celebrada en Santiago de Chile, del 19 al 21 de noviembre de 2003). Por ello, si bien las contradicciones a mediano y largo plazo pueden ser similares, las prioridades a corto plazo pueden diferir.


Los indicadores de envejecimiento de la población muestran una gran heterogeneidad entre los países, consecuencia de sus disímiles tendencias demográficas. En 1995 la proporción de personas de 60 y más años en Guatemala, de transición demográfica moderada, apenas supera el 5 %, y Uruguay, con una transición avanzada y precoz, alcanza el 17 %. Salvo el caso uruguayo, y en menor medida el de Argentina y Cuba, la región está lejos de la situación de los países desarrollados. El crecimiento de la población adulta mayor es mucho más intenso que en los otros grupos de edades y las proyecciones alertan sobre un vertiginoso envejecimiento en la primera mitad del siglo XXI.


Si se comparan, por ejemplo, las pirámides de población de los países anteriormente mencionados (fig. 1), se observa que a pesar de su cercanía geográfica hay una notable diferencia en su estructura de población por edades; mientras que la población de Paraguay es una población aún joven, la de Uruguay está en franco envejecimiento (menos de 32 % son menores de 20 años).

Figura 1





Fig.1. Estructura de la población estimada según sexo y edad.
Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población/Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Indicadores sociodemográficos.                                                         


Disponible en: (CELADE)


Las nuevas proyecciones indican que debido a las bajas tasas de crecimiento poblacional la desigualdad demográfica tiende a acentuarse en el futuro, incrementándose el índice de envejecimiento por cada cien niños.*


El hecho de que la estructura por edad envejezca plantea desafíos que se vuelven más complejos dadas las características del proceso mismo y la situación de la región. En primer lugar, el envejecimiento se está dando y se dará en el futuro a un ritmo más rápido que el registrado históricamente en los países hoy desarrollados. En segundo lugar, ocurre en un contexto caracterizado por una gran incidencia de la pobreza, una alta y creciente participación laboral en el mercado informal, una persistente y aguda iniquidad social, un escaso desarrollo institucional y una baja cobertura de la seguridad social. A ello se agrega la mayor dificultad que habría en el futuro si los hijos de las cohortes más jóvenes, que serían los que prestarían apoyo a las generaciones más viejas, no logran tener los recursos suficientes para compensar el hecho de que son parte de una red familiar más pequeña y si desde el estado no se apoya la prestación de servicios que hoy entregan, especialmente las mujeres, al interior de las familias (Conferencia regional intergubernamental sobre envejecimiento: hacia una estrategia regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, celebrada en Santiago de Chile, del 19 al 21 de noviembre de 2003).


Las áreas de poblaciones más envejecidas, con una mayor carga de individuos en la tercera y cuarta década de la vida son poblaciones que exhiben las más altas tasas de incidencia de cáncer ajustadas por edades. Como el riesgo de desarrollar cáncer se incrementa con la edad, la proporción de sujetos con más de 65 años de edad es un buen indicador del número probable de cánceres esperados en una comunidad.


En la fig. 2 se muestra el peso relativo (%) de la población de 65 años y más para los años 2005 y 2020 y la REI (Razón Estandarizada de Incidencia) estimada para el año 2000.8 La distribución en cuartiles de la proporción de la población de 65 años y más estimada al 2005 ha servido para clasificar la muestra de países en cuatro grupos: el grupo I con una población de 65 años >8,4 %, el grupo II (entre 5,7-8,4 %), el grupo III (entre 4,35-5,7 %) y el grupo IV en que la población representada es inferior al 4,35 % de la población total. Los países del grupo I muestran una población en franco envejecimiento, encabezado por Uruguay, lo conforman en orden de importancia: Martinica, Puerto Rico, Cuba, Guadalupe, Argentina y Barbados.

Figura 2





Fig.2. Porcentaje de población de 65+ (2005 - 2020) y REI* en países de América. Latina y el Caribe, distribuidos según porcentaje de población de 65 y más en 2005
Fuente: Datos de población disponibles en:  CELADE/CEPAL
REI: Razón Estandarizada de Incidencia.


Para estos países el problema cáncer supone un mayor peso y mayores recursos de salud destinados para la prevención y su tratamiento, que para los países del grupo IV. La disposición de recursos destinados a la prevención podría constituir la vía más efectiva para contrarrestar las nuevas cifras de incidencia de cáncer esperadas. La transición demográfica hacia el 2020 es más alarmante para Cuba, Puerto Rico, Martinica y Guadalupe, que para el resto de los países, con un incremento porcentual de la población de 65 años y más superior a un 40 %. Puerto Rico podría contar con cifras cercanas al 17 % de la población total, cifra similar a la de Gales en el 2005, la población más envejecida del Reino Unido.7 Esta transición (2005-2020) muestra cifras importantes para Trinidad Tobago, Chile, Brasil y Panamá en el segundo grupo y de menor magnitud para Costa Rica, México, Guatemala, Colombia y Venezuela en el tercer grupo. Los valores de la REI por cáncer total y para el sexo masculino** son generalmente superiores al 100 % (léase 10 %) en el primer grupo, e inferiores al 100 % en los grupos III y IV siendo un reflejo de que el riesgo de enfermar de cáncer guarda una estrecha relación con el envejecimiento de la población, aún cuando comparablemente algunos países del grupo IV, con una población de 65 y más generalmente inferior al 4 %, muestran REI cercanas al 90 %, tales como Belice, Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua. El envejecimiento y la declinación en la mortalidad por otras causas, particularmente las enfermedades del corazón, están contribuyendo también a un incremento de la mortalidad por cáncer.


La transición demográfica muestra la urgencia de establecer políticas públicas para las personas de 60 y más años en la región. La necesidad de construir un nuevo horizonte para las personas adultas mayores, es un desafío para los países de América Latina y el Caribe. Las situaciones de fragilidad y abandono en el proceso de formulación de políticas de estado sobre el tema reclaman voluntad política para legislar e incluir en cuadros legislativos la acción conjunta de toda la sociedad, lo que localmente supone incorporar múltiples aspectos -económicos, sociales, políticos y culturales- que lleven a un clima favorable de incorporación de las personas mayores al desarrollo.


Finalmente se puede concluir que en el ámbito de la salud pública y especialmente en cáncer lo anterior entraña también una alerta y una voluntad política para la promoción continua de ambientes y estilos de vida saludables y la puesta en práctica de programas de control de cáncer con efectividad conocida.








Referencias bibliográficas


  1. Pearce N. Why study socio-economic factors and cancer? I n: Kogevinas M, Pearce N, Susser M, Boffetta P, editors. Social Inequalities and Cancer. Lyon: IARC Press; 1997 (Scientific Publications N. 138).
  2. Tomatis L. Poverty and cancer. I n: Kogevinas M, Pearce N, Susser M, Boffetta P, editors. Social Inequalities and Cancer. Lyon: IARC Press; 1997 (Scientific Publications N. 138).
  3. Parkin DM, Pissani P , Ferlay J. Estimates on the world-wide incidence of eighteen major cancers in 1985. Int J Cancer. 1993;54:594-606.
  4. Cuello L, Correa P, Haenszel W. Socio-economic class, difference in cancer incidence in Cali, Colombia. Int J Cancer. 1982;29:637-43.
  5. Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población/ Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPALC). Indicadores sociodemográficos [serie en Internet]. [citado 14 Nov 2005].
  6. Viveros A. Envejecimiento y vejez en América Latina y el Caribe: políticas públicas y las acciones de la sociedad. Naciones Unidas. CEPAL [ serie en Internet]. [citado10 Nov 2005]. Disponible en:  /publicaciones/poblacion/7/LCL1657P/LCL1657P.pdf ( Serie Población y desarrollo N° 22 ).
  7. Age gap brings cancer inequality UK. Cancer/Oncology/News [serie en Internet]. [citado 17 Jun 2004].
  8. Ferlay J, Bray F, Pisani P , Parkin DM. GLOBOCAN 2000: cancer incidence, mortality and prevalence worldwide. Lyon: IARC Press;2001 (Version 1.0. IARC CancerBase No. 5).


Recibido: 2 de febrero de 2006. Aprobado: 10 de abril de 2006.
Juan J. Lence. Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR). Calle 29 y F. El Vedado. La Habana 10400, Cuba.


*Cantidad de adultos mayores (60 y más) / menores de 15 años, por 100.


**Se tomó arbitrariamente como referencia la REI del sexo masculino, por no estar disponible en ambos sexos.

Fuente Ppal: MD Juan J. Lence  y Rolando Camacho

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